La IA es sólo un ejemplo, pero su rápida adopción ilustra los riesgos para la reputación que las empresas podrían encontrar durante la implantación de la tecnología de nueva generación. ¿Qué ocurre si la IA basada en datos de baja calidad produce resultados erróneos? ¿Cómo navegarán las empresas por los distintos enfoques de la ética y la regulación de la IA? La legislación puede adoptar la forma de normas regionales (preste atención a la Ley de Inteligencia Artificial de la UE), así como de directrices sectoriales específicas para industrias como los dispositivos médicos y los productos de consumo. La mala gestión de los datos o los fallos en el cumplimiento de la normativa pueden dar lugar a un mal servicio al cliente, infracciones, multas y desconfianza en la marca.